Son los primeros integrantes de su familia volcados cien por cien con el mundo del deporte. La trayectoria de Erika de Souza es, hasta el momento, ejemplar. La brasileña comenzó su carrera profesional en varios clubes de su país y luego dio el salto a Estados Unidos. De allí hizo las maletas para iniciar su aventura europea y llegar a España, donde militó primero en el Barcelona y ahora en el Ros Casares. Una carrera que todavía no ha tocado techo y que sirve de ejemplo a su hermano Wallington, que también empezó en Brasil, vistió los colores azulgrana del Barça y ahora prueba fortuna en un equipo valenciano.
Se respiran aires brasileños en el barrio de La Fonteta. A la presencia de Erika de Souza en el Ros Casares femenino se ha sumado desde el pasado mes de septiembre su hermano, Wallington Daniel, un futbolista prometedor de 17 años. Baloncesto y fútbol se dan la mano en la figura de estos hermanos que han llenado de samba tanto el pabellón de la Fuente de San Luis como el campo donde juega la escuela de la UD Fonteta, en el que Wallington está abriéndose camino en el fútbol valenciano.
A su pasión por el deporte rey, el joven futbolista añade también sus deseos por mejorar el idioma y poder entenderse mejor con sus compañeros. «Compagino los días de entrenamiento y de partido con mis clases de español, que son muy importantes. De momento vivo con mi hermana y ella actúa como mi representante legal y ojalá pudiera abrirme camino en el fútbol valenciano».
Wallington ya probó hace un par de años cómo es el fútbol español. Cuando su hermana Erika de Souza estuvo jugando en el Barcelona, él viajó hasta la Ciudad Condal y pasó a formar parte de la escuela azulgrana. «Estuve allí durante cuatro meses, en el infantil, y tuve la oportunidad de conocer a jugadores de la talla de Ronaldinho, Deco o Belletti. Pero luego tuve que volver a Brasil con mi familia y ha sido ahora cuando he vuelto a España», comentó Wallington Daniel.
También en Brasil probó suerte con el fútbol, pero allí Wallington destacó en varios equipos de fútbol sala. Y es ahora cuando está decidido a abrirse paso. «De momento es el representante de mi hermana el que me está ayudando y el que me informó de la posibilidad de entrar en el Juvenil de la UD Fonteta, donde estoy muy a gusto. Ojalá algún día pueda jugar en un equipo como el Valencia, que me encanta, y al lado de futbolistas como David Villa», añadió.
De los cuatro hermanos que hay en la familia de Souza, sólo Erika y Wallington Daniel están dedicando su vida al deporte. Ella, con 1,97 de estatura, comenzó practicando otras modalidades, pero nunca imaginó que acabaría jugando a baloncesto. «No me lo imaginaba nunca, a principio estaba más centrada en el balonmano, pero ahora no podría vivir sin el básquet».
Lleva desde los 16 años practicando deporte y, en un futuro, le gustaría dedicar su vida al mudo de la psicología. «Estuve estudiando en la Universidad y me gustan los niños, así que un poco de psicología aplicada a la infancia me gustaría. De este modo, podría ayudar en Brasil a los menos favorecidos».
La familia de Erika de Souza y de Wallington está dedicada al mundo de la panadería. «Mis otros hermanos llevan el negocio familiar y la verdad es que, de todas las generaciones anteriores, nosotros dos somos los únicos que hemos encaminado nuestra vida al deporte, todos los demás siguen en el negocio familiar», dijo Erika.
Su hermano, que no se plantea un futuro sin fútbol, mide 1,69 y es el más bajito. «Tanto mi padre como todos mis hermanos son muy altos, como Erika, igual por eso a mí me va más el fútbol». «Llevo practicándolo desde los 12 años y ahora, en el Juvenil de la UD Fonteta, tengo un compañero que es argentino y los dos tenemos una buena sintonía», comentó Wallington.
Los próximos días, los hermanos de Souza dejarán Valencia para pasar las Navidades con la familia en Río de Janeiro. «El día 21 nos vamos a casa. Ahora también tenemos aquí a nuestra abuela y ella está deseando volver. Pasaremos la Navidad con mis hermanos, mis sobrinos y mi padre», dijeron los dos hermanos.
Se respiran aires brasileños en el barrio de La Fonteta. A la presencia de Erika de Souza en el Ros Casares femenino se ha sumado desde el pasado mes de septiembre su hermano, Wallington Daniel, un futbolista prometedor de 17 años. Baloncesto y fútbol se dan la mano en la figura de estos hermanos que han llenado de samba tanto el pabellón de la Fuente de San Luis como el campo donde juega la escuela de la UD Fonteta, en el que Wallington está abriéndose camino en el fútbol valenciano.
A su pasión por el deporte rey, el joven futbolista añade también sus deseos por mejorar el idioma y poder entenderse mejor con sus compañeros. «Compagino los días de entrenamiento y de partido con mis clases de español, que son muy importantes. De momento vivo con mi hermana y ella actúa como mi representante legal y ojalá pudiera abrirme camino en el fútbol valenciano».
Wallington ya probó hace un par de años cómo es el fútbol español. Cuando su hermana Erika de Souza estuvo jugando en el Barcelona, él viajó hasta la Ciudad Condal y pasó a formar parte de la escuela azulgrana. «Estuve allí durante cuatro meses, en el infantil, y tuve la oportunidad de conocer a jugadores de la talla de Ronaldinho, Deco o Belletti. Pero luego tuve que volver a Brasil con mi familia y ha sido ahora cuando he vuelto a España», comentó Wallington Daniel.
También en Brasil probó suerte con el fútbol, pero allí Wallington destacó en varios equipos de fútbol sala. Y es ahora cuando está decidido a abrirse paso. «De momento es el representante de mi hermana el que me está ayudando y el que me informó de la posibilidad de entrar en el Juvenil de la UD Fonteta, donde estoy muy a gusto. Ojalá algún día pueda jugar en un equipo como el Valencia, que me encanta, y al lado de futbolistas como David Villa», añadió.
De los cuatro hermanos que hay en la familia de Souza, sólo Erika y Wallington Daniel están dedicando su vida al deporte. Ella, con 1,97 de estatura, comenzó practicando otras modalidades, pero nunca imaginó que acabaría jugando a baloncesto. «No me lo imaginaba nunca, a principio estaba más centrada en el balonmano, pero ahora no podría vivir sin el básquet».
Lleva desde los 16 años practicando deporte y, en un futuro, le gustaría dedicar su vida al mudo de la psicología. «Estuve estudiando en la Universidad y me gustan los niños, así que un poco de psicología aplicada a la infancia me gustaría. De este modo, podría ayudar en Brasil a los menos favorecidos».
La familia de Erika de Souza y de Wallington está dedicada al mundo de la panadería. «Mis otros hermanos llevan el negocio familiar y la verdad es que, de todas las generaciones anteriores, nosotros dos somos los únicos que hemos encaminado nuestra vida al deporte, todos los demás siguen en el negocio familiar», dijo Erika.
Su hermano, que no se plantea un futuro sin fútbol, mide 1,69 y es el más bajito. «Tanto mi padre como todos mis hermanos son muy altos, como Erika, igual por eso a mí me va más el fútbol». «Llevo practicándolo desde los 12 años y ahora, en el Juvenil de la UD Fonteta, tengo un compañero que es argentino y los dos tenemos una buena sintonía», comentó Wallington.
Los próximos días, los hermanos de Souza dejarán Valencia para pasar las Navidades con la familia en Río de Janeiro. «El día 21 nos vamos a casa. Ahora también tenemos aquí a nuestra abuela y ella está deseando volver. Pasaremos la Navidad con mis hermanos, mis sobrinos y mi padre», dijeron los dos hermanos.
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